Tanto quien compra la licencia para operar una franquicia como el dueño de la misma deben prestar atención a una serie de aspectos que no tienen que ver con la producción, los proveedores o los precios, pero es fundamental para que ambos se acerquen a un determinado nivel de éxito: la comunicación.
Uno de los aspectos que analiza el emprendedor para comprar una franquicia en lugar de emprender desde cero es que, por un lado, la primera cuenta con un cierto posicionamiento en el mercado y por otro, la comunicación de marca la desarrolla el dueño de la misma. En este sentido, la imagen corporativa y la gestión de la identidad visual pasan a ser dos activos importantes.
Otro punto importante es la gestión de la relación con los clientes finales (el consumidor). El dueño de la franquicia debe ocuparse de la interacción con los franquiciados, pero al mismo tiempo garantizar las herramientas para que estos se relacionen con los clientes/usuarios finales de la marca: capacitación y medios de comunicación, principalmente.
Sin embargo, si queremos complejizar un poco más la cuestión, hay que mencionar que es cada local el que interactúa con el público objetivo (y la comunidad que lo rodea), por lo tanto la calidad de la atención y el nivel de servicio (aspectos subjetivos que hacen a la experiencia de marca) debe ser muy bien entrenados por el dueño de la franquicia.
La red se completa con un tercer tipo de interacción que se da casi involuntariamente: el interesado en adquirir una franquicia puede ser ya cliente de la misma o todavía no. De una u otra forma, pasará por el local, probará los productos, puede que hasta se visualice operando el local y en última instancia, buscará hablar con el encargado. Esa experiencia será un factor importante a la hora de avanzar con una potencial consultoría con el dueño de la franquicia.
Por ello es que la imagen de marca tiene un valor clave. Las consecuencias de una mala gestión puede derivar en una franquicia que no se vende. A esto le sumamos un correcto uso de la identidad visual (el logo y aplicaciones gráficas institucionales). En ambos casos es necesaria asesoría y capacitación permanente por parte del titular de la marca, que también deberá estar asesorado porque independientemente de ser el titular, seguramente no es experto en cada aspecto.
En conclusión
Gestionar la comunicación de la franquicia implica considerar cuatro actores en este circuito: el dueño de la franquicia, el franquiciado, los clientes y la comunidad y los interesados en adquirir una licencia de esa misma franquicia. Conocer las necesidades y expectativas de cada uno nos da unos pasos de ventaja.
En un próximo post veremos algunas herramientas que nos servirán para gestionar de una manera más eficiente la comunicación a nivel franquicias.