Saliendo de un negocio con mi esposa omití el cartel de TIRE y lo que pasó ya te lo imaginás. Nos reímos un rato de la torpeza y nos quedamos a ver a cuántos más les pasaba lo mismo. La estadística es abrumadora: de diez, seis hicieron el movimiento opuesto. Nada indica que los restantes cuatro hayan visto el cartel. El azar puede haber jugado su parte. Al fin y al cabo hay un 50/50 de acertar. ¿Qué nos pasa con el cartel de TIRE y EMPUJE?
Hablando un poco más en serio, el TIRE y EMPUJE de las puertas es un fiel reflejo de lo complicado que suele ser el trabajo del comunicador. No hay cartel más sencillo ni más complejo de respetar para algo tan tonto como abrir una puerta.
¿Es posible mejorar el TIRE y EMPUJE? No sé. Podemos innovar, quizá. Lo más sencillo sería dejar las puertas abiertas porque definir un estándar internacional de apertura y cierre de puertas es imposible, cuando menos inútil.
Quizá la clave está en el cómo: un simple sticker es fácil de ignorar, tal vez la estadística mejoraría si pusiéramos de ambos lados de la puerta un amable individuo que anticipe a quienes desean entrar o salir con un elocuente “Atención, para abrir la puerta TIRE” acompañado de un ampuloso gesto.
Ahora si, hablando en serio: ni el azar ni la torpeza deberían intervenir si estuviéramos plenamente concientes de lo que estamos haciendo. Hace un tiempo te contaba en este post lo que ocurre cuando nos comunicamos “en piloto automático”, distraídos y pensando en otra cosa.
El TIRE y EMPUJE es un ejemplo tonto. Pero a nivel organizacional, en comunicación interna, necesitamos más lucidez y estar concientemente presentes. Al fin de cuentas, toda comunicación TIRE inicia un contrato social que finaliza con la respuesta TIRAR para abrir la puerta, el resultado esperado por todos.
Una reflexión. Gracias por leer!
Interesante cuando al menos está el tire o empuje, pensando que en algunas organizaciones ni siquiera está eso. Desde el intento de comunicar al menos lo básico, queda la responsabilidad “cumplida”…de quien tiene ese rol y queda en el destinatario el desafío de la interpretación…como atención al cliente interno, con el concepto de que la calidad es llegar antes de que se genere la necesidad…la propuesta, de acuerdo a la estadística de los resultados queda insatisfecha. Interesante para reflexionar acerca del esfuerzo en la mejor forma de transmitir un mensaje.
Ah! Yo pondría un sensor para que la puerta se abra cuando alguien se acerca! Sin comentarios acerca de cuál es el mensaje…
Me gusta particularmente una frase de lo que comentaste Julia: Desde el intento de comunicar al menos lo básico, queda la responsabilidad “cumplida”. La llegada de los medios de comunicación 2.0 no modificó nuestra concepción sobre la comunicación ya que a nivel organizacional siempre la consideramos de una sola vía y aún hoy, la pensamos así, asumiendo que nuestra participación finaliza cuando dejamos de ser emisores, pero no nos ubicamos como receptores permanentes. Gracias por comentar!
PD: perdón la demora en responder (de varios meses…) pero WordPress nunca me avisó de tu comentario!
Muy bueno el fragmento Franco! es real que aunque parezca totalmente claro no lo es. Y así con la comunicación y cada receptor que no tiene igual y cada unico e irrepetible emisor.
Creo que muchas empresas no comunican nada por no pensar en cual es la manera mejor de hacerlo.
Piso firme la frase de Borges que decía “no hables si no puedes mejorar el silencio”…
Gracias, seguimos en contacto.
Justamente por eso la comunicación debe pensarse desde el receptor, es casi un “must”. Y a nivel organizacional, podría decirte que el silencio nunca es mejor porque el mismo silencio comunica y da lugar a rumores e información por canales informales, por ejemplo. Muchas gracias por comentar Josefina!