El carrito del supermercado vs crear futuro desde la comunicación interna

El carrito del supermercado y la comunicación interna

Vas al supermercado, elegís un carrito y es muy probable que tenga una rueda torcida. Sólo que lo cambies por uno sano -si tenés suerte de encontrar uno- vas a hacer la compra intentando mantenerlo derecho y corrigiendo la dirección del carrito a medida que pasás entre las góndolas.

Para no chocarte con la mercadería ni con otros clientes vas un poco más despacio, tomando decisiones sobre la marcha y seguramente optimizando el recorrido. Distinto hubiera sido que el carrito tuviera un cartel avisando que funciona mal. Pero eso nunca pasa.

Cuando no tenemos información para tomar decisiones, tenemos incertidumbre. Mayor o menor dependiendo del caso. Es como ir en auto por una ruta en la que no hay carteles que nos anticipen las curvas. Y la incertidumbre está directamente relacionada con el futuro:

  • El futuro no es una continuidad del pasado. Lo que nos trajo al presente quizá ya no nos sirva.
  • Lo que antes nos daba seguridad -el trabajo, por ejemplo- hoy representa un verdadero desafío.
  • Tenemos números, podemos tomar decisiones a futuro, pero no controlarlo completamente -como ir corrigiendo sobre la marcha la dirección del carrito-.

El porvenir no está escrito pero tenemos la posibilidad de darle forma y a nivel organizacional la comunicación -interna- adquiere un rol más que relevante. Se trata de crear el futuro, dando sentido a lo que hacemos hoy.

El rol de la comunicación interna es brindar algo de claridad a la incertidumbre. Entraste alguna vez a una habitación completamente oscura? Si supieras que hay una mesa y tres sillas, es algo menos de incertidumbre, verdad? También es fundamental gestionar de manera transparente, pensando en las personas y poniendo todas las cartas -todas las que se puedan- sobre la mesa.

Tenemos que ser capaces de pensar a largo plazo pero con metas cortas, con planes bien estructurados pero flexibles, con un equipo consolidado pero con miembros que puedan trabajar de manera autónoma. Todo esto explícito. Deadlines, quién cuenta con qué habilidades, recursos disponibles, potenciales dificultades, etc. No pasa en todas las organizaciones. Tengo un amigo que acostumbra a presentar a quienes están con él destacando en qué es bueno:

“Juan, te presento a Carlos. Carlos es un genio del diseño gráfico y trabaja en una agencia importante de Zona Norte. Juan tiene un equipo de gente que gestiona cobranzas para PYMES”. Así es mucho más fácil comenzar cualquier instancia de networking.

Estoy convencido de que lo peor que puede pasar en las organizaciones, desde la comunicación, es dejar cabos sueltos. Y cuando digo “desde la comunicación” no me refiero sólo a lo generado desde el área de Comunicación Interna, sino de la interacción que se da entre las personas. Por lo general, comunicamos o nos comunicamos para solucionar el presente, por necesidades puntuales. Casi nunca pensamos en si estamos impactando hacia adelante y lo que eso podría generar -o evitar-.

Las organizaciones tienen un propósito, está claro. Lo tienen igual de claro sus colaboradores? Saben cómo influye lo que hacen hoy -o dejan de hacer- en el futuro? No mañana, la semana que viene o cuando ese proyecto termina, sino más allá. El año que viene de una empresa es el año que viene de sus miembros. No se trata de la Declaración de Principios colocada en la pared -misión, visión, valores- sino de saber todos -siempre que sea posible- dónde estamos y donde vamos para que podamos corregir la dirección del carrito.

Gracias por el rato. Te invito a contarme tu experiencia en tu trabajo 🙂

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